Algo más sobre los profetas. En el último post vimos que existieron 55 profetas en la historia judía. Ahora el sabio Ula nos ofrece unas reglas para poder caracterizarlos y entenderlos cuando el texto bíblico nos lo presenta. Toda vez que en el Tanaj aparezca el nombre del profeta y el nombre de su padre debemos entender que su padre también fue un profeta (nabí). Si no aparece el nombre del padre y las escrituras sólo se refieren a el/ella por su nombre debemos comprender que su padre no fue un profeta. Si se menciona la ciudad de donde proviene el profeta aquella es su ciudad de origen, sino se menciona la ciudad debemos entender que el origen de aquel profeta es Ierushalaim.
Los hijos de puta. El Talmud nos cuenta de ocho profetas que eran literalmente "hijos de puta"; todos provenían de la simiente de Rajab (la famosa prostituta del comienzo del libro de Ioshúa que ayuda al pueblo judío en la conquista de la tierra de Israel). Además todos estos profetas también eran sacerdotes. Los más conocidos son Baruj, Irmihau y Julda. ¿Por qué el Talmud enfatiza que son descendientes de una prostituta? Porque nuestras profesiones y nuestras elecciones de vida no nos marcan para siempre; para eliminar el estigma social de la prostitución. De Rajab, una prostituta, salieron sacerdotes y profetas.
Las mujeres judías más lindas. Según los sabios del Talmud ¿Quién se lleva el premio a Mrs. Judaísmo? Cuatro son las finalistas: Sará (la matriarca), Rajab (la prostituta), Abigail (la esposa del rey), Ester (la salvadora).
Dar crédito. Ester, siempre que decía algo que su tío Mordejai le había sugerido, decía: en nombre de Mordejai. No decía que sus palabras eran propias sino que ella las había aprendido de Mordejai y así las transmitía. En tiempos donde el robo de ideas es frecuente, donde el plagio es moneda corriente es bueno para el espíritu citar una famosa frase que al respecto de la acción de Ester los sabios proponen: "Todo aquel que dice algo citando a quien lo dijo trae al mundo redención". Si no somos dueños de nuestras palabras o de nuestros escritos debemos citar y mencionar explicitamente a quien aquellas palabras que pronunciamos pertenecen. Esto traerá al mundo redención, la Geulá. O quizás no, mas nos convertiremos en hombres y mujeres con honestidad.
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