Vuelvo después de varias semanas de inactividad a intentar escribir unas líneas de cada folio talmúdico que voy estudiando. Estamos comenzando ahora el segundo capítulo del tratado de Makot. El título de este capítulo es "Elo Hen HaGolin" (Estos son los que se exilian). Este capítulo explicará en detalle quienes deben exiliarse a los Area Miklat (Ciudades de refugio) dispuestos a lo largo y a lo ancho de la Tierra de Israel para que residan allí los asesinos involuntarios. Según la Torá si una persona mata intencionalmente el castigo para la misma debe ser la pena de muerte. Sin embargo si alguien mata sin intención "por accidente" la persona debe obligatoriamente escaparse a estas ciudades de refugio para que el Goel HaDam (el redentor de la sangre), es decir el pariente más próximo del asesinado, no lo mate. En estas ciudades el asesino involuntario viviría seguro.
En la primera Mishná, un tanto compleja, se nos dan tres ejemplos de tres tipos de "asesinos involuntarios" que deben sí o sí exiliarse a los Area Mikltat. Estos son los que de alguna forma están haciendo un trabajo en las alturas y su instrumento de trabajo, una soga con un objeto o ellos mismos se caen sobre un transeúnte. Si el transeúnte muere ellos son considerados como asesinos involuntarios ya que no tuvieron "culpa alguna" sino que estaban realizando una tarea normal, de la forma tradicional de hacerlo, y fue simplemente una tragedia que justo se haya soltado la soga o roto la escalera y que un transeúnte que justo pasaba murió por el impacto. La Torá, de alguna manera, nos dice que hay lamentablemente accidentes y tragedias que no se pueden evitar, sin embargo la persona que mato aunque sea sin ninguna intención y habiendo tomado todas las precauciones posibles debe exiliarse para protegerse, y es por eso que este asesino involuntario puede encontrar refugio en los Arei Miklat. Estos son los accidentes denominados Bishgaga Gmurá: "Totalmente involuntarios". Otra será la normativa halájica en los casos que el accidente podría haber sido de alguna forma evitado y hubo, aún sin intención, negligencia por parte del asesino involuntario. Analizaremos estos casos en los próximos posteos.
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