El pueblo de Israel, en términos generales,
se divide desde los tiempos bíblicos (específicamente desde el timepo de Moshé
y su hermano Aharon) en tres grandes “castas”: Cohen (sacerdotes), Leví
(levitas) e Israel. En el día a día no existen grandes diferencias entre estas
tres grandes castas de nuestro pueblo. El judaísmo no es una sociedad de castas
inamovibles como la India pero sí existen ciertos privilegios o
particularidades para algunas de ellas. Por ejemplo hoy en día los descendientes
de los Cohanim (sacerdotes del Templo de Jerusalén) suelen pasar primeros a la
lectura de la Torá, suelen recital la bendición sacerdotal en la sinagoga y se
abstienen de entrar en contacto directo con los muertos. Los descendientes de
los levitas suelen lavarle las manos a los descendientes de los sacerdotes en
la sinagoga antes de la bendición sacerdotal. Estás son a grandes razgos los
resabios de lo que antiguamente eran diferencias mucho mayores de roles en la “sociedad
judía” de los tiempos del Templo de Jerusalén.
Ahora bien ¿Quién es Cohen? Está es una gran pregunta. Si bien hay familias que
durante generaciones le transmitieron a sus hijos que son cohanim y ellos
continuaron la tradición hoy en día es muy difícil de probar a ciencia cierta quien
es Cohen y quien no. Ya hay datos que en los tiempos del Segundo Templo de
Jerusalén el sacerdocio era “comprado”, lo mismo ocurrió en la edad media. Y
con tantas persecuciones y migraciones ¿Cómo podemos aseverar a ciencia cierta
que quienes hoy afirman ser Cohanim realmente lo son? La respuesta más sencilla
es: no podemos.
Este tema ya es trabajado por nuestra
Mishná y Guemará. Según la Mishná si alguien dice “Soy Cohen” no se le cree.
Así fija la Halajá Iosef Caro (el mundo sefaradí). Si alguien llega a una
sinagoga y dice “soy Cohen” pero nadie sabe si lo es realmente o no no se hace
pasar a esa persona primero para la lectura de la Torá o para realizer la bendición
sacerdotal; sin embargo se aplican sobre él todas las prohibiciones
correspondientes a los sacerdotes (no poder casarse con una divorciada o no
poder impurificarse con los muertos). Sin embargo los Ashkenazim (siguiendo a
Moshe Iserless) dictaminan lo contrario, “en nuestros días si alguien dice que
es Cohen se le cree y puede leer primero de la Torá y realizar la bendición
sacerdotal”. (Ver Shuljan Aruj, Even HaEzer 3:1).
Otro punto interesante que surge de nuestra
Guemará del día es que se puede elevar a alguien al estatus de Cohen por el
testimonio de una sola persona y no de dos como suele ser la regla común para
aceptar un testimonio. Si una sola persona afirma que alguien es Cohen esa
persona es considerada Cohen.
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