Contexto:
Seguimos con las disputas entre dos personas en torno a quien es el dueño
legitimo de tal o cual propiedad u objeto.
Escena:
En está ocasión el Talmud nos presenta un dilema que tienen dos hombres sobre
un barco. Se cuenta que dos hombres dicen ser dueños de un mismo barco, uno
dice "el barco es mío" y el otro dice "el barco es mío".
Ninguno tiene pruebas que certifiquen que es el dueño legítimo de la
embarcación. No hay testigos, no hay jasaká ni titulos de propiedad.
La
historia continúa y uno de los dos hombres que dice ser dueño del barco va
hasta el Beit Din (tribunal rabínico) y le pide a los jueces que retengan en su
juzgado la propiedad del barco. Esto se debe a que aquel litigante tenía miedo
que su contrincante en la mitad de la disputa vendiese el barco. ¿Qué es lo que
debe hacer el Beit Din? ¿Puede aceptar retener la embarcación? Rab Huna
sostiene que sí mientras que Rab Iehuda
dice que no. El primero argumenta. Rab Huna sostiene que sí ya que creemos que
el hombre tendrá éxito encontrando a los testigos que certifiquen que el barco
a él le pertenece, mientras que Rab Iehuda duda sobre la posibilidad de que el
hombre encuentre los testigos y si este es el caso el Beit Din no sabría a cual
de los dos litigantes devolverle el barco.
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