Hoy nos
concentraremos en una breve pero importante discusión que presenta el Talmud.
La gente de Nehardea (una importante ciudad de los tiempos talmúdicos) sostiene
que si uno da un alegato (taaná, literalmente argumento) no puede luego
arrepentirse y presentar un nuevo alegato; es decir: uno no puede modificar sus
declaraciones en un juicio. Ulá, por el contrario, sostiene que uno puede
presentar una taaná y luego rectificar sus propias palabras. Un ejemplo: si en
una primera instancia yo afirmé en un juicio que no vi un asesinato luego
(según Ula) podría volver al tribunal y cambiar mi declaración y afirmar que
verdaderamente si presencie aquel asesinato.
La halajá
dictamina que si uno en un juicio presento una taaná no puede volver y
presentar una declaración diferente que contradiga la primera taaná, incluso si
tiene testigos y pruebas para este segundo alegato. Sin embargo se permite que
uno en una segunda declaración corrija y aclare los dichos en la primera
declaración. Uno no puede cambiar su discurso pero si puede corregirlo. Los
sabios sin embargo enfatizan que esto uno debe hacerlo cuando todavía se
encontraba dentro del tribunal rabínico, si sale y vuelve a entrar no puede
cambiar su declaración ya que existe la sospecha de que alguien lo haya
influenciado.
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