¿Está permitida la competencia? ¿Cuál es la perspectiva del mercado del Talmud? Hasta nuestros días se sigue escuchando el eco de aquella pregunta milenaria ¿La competencia ayuda -y alienta a la economía- o perjudica?
Competencia geográfica. En los tiempos del Talmud la gente solía vivir en lugares que eran una suerte de vecindad. Diversas casas estaban unidas por un gran pasaje llamado Maboi. Si allí, se pregunta el Talmud, uno de los vecinos tenía un molino (que lo utilizaba para trabajar y moler el trigo) ¿puede otro vecino poner al lado otro molino? El Talmud al respecto es enfático: no! El primero puede impedir que su vecino ponga allí al lado un molino con el argumento que le está quitando la vida (así literalmente dice la Guemará); le está quitando su fuente de ingresos. Es decir, en estos casos, el Talmud se opondría a una competencia del mercado. En nuestros días, si seguimos está lógica, si alguien posee una verdulería podría impedir que un vecino ponga otra verdulería a pocos metros de aquel establecimiento.
Competencia de incentivos. Rabi Iehuda discute con los sabios en relación a los incentivos. ¿Puede un vendedor dar descuentos, caramelos o cualquier incentivo para que los compradores de la zona se habitúen a ir allí? Imaginemos que hay dos almacenes a una cierta distancia el uno del otro. ¿Puede el dueño de un almacén promocionar constantemente sus productos para que todo el barrio se habitúe a ir allí? Rabi Iehuda dice que no, que no puede hacerlo en cambio los sabios dicen que sí. La competencia geográfica desleal está prohibida mas los incentivos y el ingenio de los empresario esta permitida.
Competencias que aumentan la calidad. Si bien a grandes rasgos los sabios prohibieron que se abran dos tiendas que venden la misma mercadería una al lado de la otra en ciertas áreas se permitió la libre competencia. Una de estás áreas es la educación. Fue Ezra, según el imaginario talmúdico, quien estableció que se puede asentar un Sofer (maestro) al lado del otro. El Rambam así lo codifica en su Mishné Torá; se puede abrir una institución educativa al lado de la otra. ¿A qué se debe? A uno de los principios rectores de los rabinos: Kinat Sofrim Tarbe Jojmá (los celos de los maestros aumentan la sabiduría). Es decir, si un maestro sabe que al lado suyo están poniendo otra institución educativa, sabe que debe mejorar su nivel de enseñanza para no perder alumnos. En este caso los sabios ven que la competencia no atenta contra el trabajo de las personas sino que aumenta la calidad de los servicios.
Otro de los casos en los cuales se permite la libre competencia es en el de las joyas. Los rabinos prohíben, por lo general, que los vendedores de otras ciudades vendan sus productos en la ciudad ya que le están quitando el trabajo a las tiendas de la propia ciudad. Hoy en día este principio podría regir para impedir que los vendedores ambulantes o callejeros que no pagan impuestos sigan atentando (con sus precios bajos) a los mercados y tiendas establecidas legalmente en la ciudad. Si bien esta es la regla general Ezrá también permitió que los vendedores de joyas puedan recorrer las ciudades sin impedimentos para que las mujeres de Israel siempre puedan encontrar estos productos. Algunos productos nunca pueden faltar!
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