Comenzamos un segundo capítulo. Esta segunda parte ya da por sentada un principio que se había alcanzado en el primer capítulo. Dos vecinos deben construir un Kotel [pared] de separación entre ambas propiedades. El objetivo del Kotel es cuidar la intimidad y el espacio de cada quien. Ahora bien, cuando hay un Kotel, ¿todo está permitido? Los sabios dicen que no.
Si uno de los vecinos tiene estiércol en su propiedad, borras de aceitunas, cemento, pis o cualquier otra cosa que genere feo olor éste debe alejarlo por lo menos tres tefajim [cada tefaj son unos 10 centímetros] de la pared del vecino. Más allá del Kotel establecido para separar las propiedades hay ciertas cosas que uno debe alejarlas por lo menos unos cuantos centímetros del límite de la propiedad. Todos estos productos si uno los deja muy cerca de la pared del vecino pueden emitir mucho olor y generar un perjuicio a los propietarios de la casa lindera. Para cuidar de ellos es obligación alejarlos y "acercarlos" a tu propiedad. En otros pasajes del Talmud se considerará que estos productos deben alejarse no por su aroma sino porque emiten calor y este calor puede dañar la pared.
Los maestros consideran que lo mismo aplica a los pozos (borot) si uno va a cavar un pozo para extraer de allí agua es necesario alejarlo por lo menos unos tres tefajim [es decir, 30 centímetros] del pozo construido por otro vecino. Ya que la construcción de un nuevo pozo puede generarle un daño al pozo de la otra persona; y según entienden los sabios quien estuvo primero tiene prioridad.
Somos libres pero nuestra libertad no debe dañar al otro, ese es el principio madre que regirá en gran medida todo nuestro estudio del tratado de Baba Batra. Es más, estamos obligados a ser precavidos y cuidar al otro ya que el otro tiene la misma obligación.
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