La convivencia, como ya venimos observando, trae sus beneficios y a la par complicaciones. En esta oportunidad el Talmud tratará el dilema de que hacer cuando dos socios son dueños de un mismo objeto. ¿Puede uno obligar al otro a dividir aquel objeto? ¿Qué se debe hacer cuando uno no lo quiere más? Los hombres no sólo comparten medianeras sino un sinnúmero de objetos o incluso empresas. ¿Cómo se deben dividir estos bienes?
El Talmud nos enseña que si dos socios (shutafim) comparten un campo es sencilla hacer la división. Si ambos quieren romper la sociedad mitad del campo le pertenece a uno de los socios y la otra mitad a su compañero. Esto siempre ocurre en los casos que el objeto a dividir tenga un Din Jaluká, una ley de división; es decir un objeto que luego de ser dividido siga teniendo utilidad y conserve su nombre. Si dos personas comparten un campo lo suficientemente grande para dividirlo y aún así cada uno poder seguir cosechando se lo divide 50% para cada socio y se cerro el asunto. Sin embargo si lo que se comparte es un auto el mismo no puede dividirse a la mitad como si fuera un campo. Los sabios dan dos opciones para solucionar este aparente conflicto. Si ambos quieren desprenderse del auto, o cualquier otro objeto que dividiéndolo pierda su esencia, lo que se debe hacer es venderlo y se deben dividir las ganancias de aquella venta entre los ahora ex-socios.
¿Qué ocurre si uno quiere vender y otro no? Este conflicto es absolutamente actual. Una de las dos partes quiere desprenderse de aquella "inversión" y la otra no. ¿Cómo se soluciona este conflicto? Con la ley que los sabios denominan: "God o Agod", está frase muy corta en arameo viene a significar: "Vos le pones un precio o yo le pondré un precio". Es decir: "o me vendes tu parte o me compras mi parte". Se lo obliga a una de las dos partes afectadas a comprar las "acciones/parte" de su compañero o bien se lo obliga a vender su parte. Para superar una eventual parálisis que podría traer consecuencias muy negativas a ambos socios los sabios deciden que ante una situación así uno de los dos siempre debe ceder, y la otra parte siempre debe compensar al otro económicamente.
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