Seguimos en una serie de midrashim (relatos) en relación al adagio "Midá Kenegued Midá (medida por medida)". Habíamos establecido que los sabios creían que de la forma que uno actúa de esa misma forma uno es retribuido. Si uno, por ejemplo, paga a tiempo a sus empleados, según la teología de los rabinos, los clientes también le pagarán a uno en tiempo y forma. Esto se aplica para lo bueno y para lo malo. Sin embargo la medida de lo bueno siempre es mayor que la medida de lo malo. En otras palabras: ojo por ojo, se aplica cuando uno comete una transgresión, sin embargo si uno realiza una buena acción la ecuación sería dos ojos por ojo. Los sabios lo aprenden de Miriam, la hermana de Moshé. Ella, según nos dice la Torá, esperó a su hermano durante una hora hasta que llegue a buen puerto cuando lo depositó en el Nilo; por este acto de piedad el pueblo judío la esperó durante una semana (y no una hora, como sería literalmente medida por medida) hasta que ella se recuperase de una enfermedad antes de seguir avanzando.
En este contexto, habiendo citado a la hermana de Moshé, los sabios, eclécticos como ellos solos, comienzan a relatarnos una serie de Midrashim sobre la salida de Egipto. Lo primero que nos dicen es sobre aquel "nuevo" rey que apareció luego de la muerte de Iosef. Aquel faraón que le trajo tanto dolor al pueblo judío. Un sabio dice que de verdad fue un nuevo rey otro dice que en realidad fue el mismo faraón pero que renovó los decretos sobre el pueblo judío. No era que no conocía a Iosef, ya que el había sido el segundo hombre más importante de todo Egipto, sino que hizo como si no lo conocía. Y allí comenzó la tragedia y la esclavitud del pueblo judío. "Y los egipcios esclavizaron a los hijos de Israel beFarej" (Shmot 1:13) Tradicionalmente se traduce "beFarej" como "con rigor (Bifrija)", es decir: los egipcios fueron muy duros con el pueblo judío esclavizado. No obstante el Talmud nos da otra forma de interpretar esta palabra "Befe Raj", con palabras suaves. Al comienzo los engañaron con bellas y dulces palabras para luego terminar esclavizándolos.
Según el Talmud le debemos la liberación de Egipto a las mujeres. "Por el merito de mujeres justas que había en aquella generación fue el pueblo judío redimido de Egipto", enseña Rab Avirá. Estás mujeres mientras sus maridos trabajaban recogían agua y pescados, lo cocinaban y luego iban hasta donde estaban sus maridos trabajando y les daban de comer. Obligaban a sus maridos a tener relaciones para poder seguir procreando y luego se escapaban al campo, y bajo los manzanos -escapandose de los egipcios- tenían a sus hijos. La Torá nos cuenta de dos mujeres muy especiales: Shifra y Pua. Estas eran las meialdot (parteras). Ellas desobedecieron la voz del Faraón y ayudaban a dar a luz a las hijas de Israel. El Talmud sugiere que estas mujeres eran en realidad: Iojeved y Miriam. A Iojeved la llamaban Shifra porque embellecía (Meshaferet) y cuidaba a los recién nacidos, mientras que Miriam era conocida por Pua por su voz. Por estas mujeres valientes que decidieron enfrentarse a los decretos del Faraón y continuar con la descendencia es que tuvimos el merito de ser redimidos de Egipto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario