En el último post planteamos el principio talmúdico de Midá Kenegued Midá, algo así como "medida por medida". Todo lo que uno hace, vuelve. El Talmud lo presenta en este caso para ilustrar como los castigos que le son impuestos a una supuesta mujer adultera tienen relación directa con su forma "poco correcta" de actuar.
En nuestro Daf el Talmud sigue con diversas hagadot describiendo este principio. El primer caso que nos trae es el de Shimshon. Tal como él comenzó sus transgresiones por los ojos, al enamorarse de una mujer filistea, finalmente él es castigado y los filisteos le arrancan los ojos. Nunca mejor dicho: ojo por ojo. Shimshon, por otro lado, comenzó sus transgresiones en Gaza, por ese motivo, el es castigado y golpeado luego en esa misma ciudad.
El Talmud, con un hálito esperanzador, nos dice que este principio también se aplica para cosas buenas. Miriam, la hermana de Moshé, lo esperó a él a la orillas del nilo durante una hora hasta que llegue a la casa del faraón. Por ese acto de bondad el pueblo judío la esperó a ella durante siete días hasta que se recuperase de una infección antes de continuar el viaje.
Todo lo que haces, de alguna manera y en cierto momento, vuelve. Midá Kenegued Midá.
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