Comenzamos hoy el estudio del segundo capitulo del tratado de Meguilá. De forma general, aunque sabemos que a los sabios les gusta saltar de un tema a otro, este capitulo versará de todas las disposiciones legales sobre la lectura de la Meguilá. Sin más preámbulos: comencemos.
La Meguilá no se puede leer Lemafrea. La mejor forma de definir esté término es la que sugiere Steinsaltz en su comentario: quien adelanta lo que viene después. Es decir: quien lee en desorden. Por ejemplo si uno lee el cápitulo dos antes que el uno, no cumplimos con el precepto de leer la Meguilá. La misma, ya que la historia sucede en un orden secuencial de tiempo como sugieren los sabios en el Talmud, debe ser leída en el orden correcto."Por esto llamaron a estos días Purim, por el nombre Pur. Y debido a las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llevó a su conocimiento, los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año" (Ester 9:26-27). Está última frase es la que determina que la Meguilá debe ser leída según el orden correcto; o por lo menos así lo entienden los sabios.
La prohibición de leer un texto liturgico Lemafrea también, sugieren los rabinos, se aplica al Halel (los salmos de alabanza de las festividades), a la lectura del Shemá Israel y a la Tefila (o la Amida, las 18 bendiciones diarias). Cada una de estas plegarias debe ser leída en su orden correcto sino no se sale de la obligación.
Extra: Ensenó Rabi Iehuda de la ciudad de Giboraia, y hay quienes dicen que era de la ciudad de Gibor Jail: ¿Qué significa el versículo que dice “Para Ti [Dios] el silencio es alabanza” (Tehilim 65:2)? La mejor de las medicinas es el silencio. Cuando vino Rab Dimi dijo que en la tierra de Israel suelen decir: si una palabra vale una moneda, el silencio vale por dos.
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