lunes, 3 de junio de 2013

Kidushin 72 - Un justo y otro justo

דאמר מר: כשמת ר' עקיבא נולד רבי, כשמת רבי נולד רב יהודה, כשמת רב יהודה נולד רבא, כשמת רבא נולד רב אשי, ללמדך, שאין צדיק נפטר מן העולם עד שנברא צדיק כמותו, שנאמר: +קהלת א+ וזרח השמש ובא השמש

El sol sale y el sol se pone, con esta metáfora Kohelet (1:5) nos enseña que en el mundo nada cambia. Todo se repite. No hay nada nuevo bajo el sol. Cuando el Rey Shlomó, según la tradición, escribió estas palabras lo hizo en la depresión al fin de sus días. Sin embargo cuando los sabios del Talmud interpretan estas palabras no lo hacen de forma lúgubre y pesimista, sino todo lo contrario. Los sabios del Talmud nos enseñan que tal como el sol sale, se pone y luego vuelve a salir, lo mismo ocurre con los justos. Un Tzadik [Justo] no parte de este mundo sino hasta que otro Tzadik sea creado en su lugar
                
Según la teología judía el mundo se mantiene en equilibrio por la presencia de 36 justos. Esta teoría fue llevada a la pantalla chica por la serie Touch. Dios permite la subsistencia de este mundo, con tanta injusticia, dolor y horror por la presencia de estos 36 justos anónimos. Un Tzadik menos en el mundo y la balanza se tornaría en contra de la subsistencia de este nuestro planeta. Por este motivo los sabios nos enseñan que un justo no muere sino hasta que nazca otro que lo remplace. No sabemos quiénes son esos justos que mueren ni esos justos que nacen de forma simultánea; sin embargo aquellos mantienen el mundo en equilibrio. El sol sale y el sol se pone, y el mundo sigue igual, nuestro universo se mantiene equilibrado.

Cuando murió Rabí Akiva nació Rabi, cuando murió Rabi nació Rabi Iehuda, cuando murió Rabi Iehuda nació Raba, cuando murió Rabá nació Rab Ashí; para enseñarnos que un justo no muere sino hasta que otro justo nazca en su lugar. De esta manera, con sabios concretos, ejemplifica el Talmud esta enseñanza. Nadie sabe quiénes son aquellos tzadikim que mantienen el equilibrio del mundo, lo cual significa que todos podemos pensar que quizás seamos nosotros. Esta idea tiene la fuerza de cambiar nuestra mirada del mundo y de nuestra tarea en él. Si quizás somos uno de esos 36 justos anónimos, desconocidos también por nosotros mismos, debemos ocuparnos en dejar este mundo no sólo descendencia biológica sino alguien que continúe nuestra tarea. No nos podemos ir de este mundo hasta no legarle a alguien nuestra misión. Y esa es nuestra principal misión: encontrarle un sentido a nuestra existencia y legarlo. Eso es todo. Así el sol saldrá, se pondrá mas volverá prontamente a salir para brillar e iluminar una nueva generación. 

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