דאמר מר: כשמת ר' עקיבא נולד
רבי, כשמת רבי נולד רב יהודה, כשמת רב יהודה נולד רבא, כשמת רבא נולד רב אשי, ללמדך,
שאין צדיק נפטר מן העולם עד שנברא צדיק כמותו, שנאמר: +קהלת א+ וזרח השמש ובא השמש
El sol sale y el sol se
pone, con esta metáfora Kohelet (1:5) nos enseña que en el mundo nada cambia.
Todo se repite. No hay nada nuevo bajo el sol. Cuando el Rey Shlomó, según la
tradición, escribió estas palabras lo hizo en la depresión al fin de sus días.
Sin embargo cuando los sabios del Talmud interpretan estas palabras no lo hacen
de forma lúgubre y pesimista, sino todo lo contrario. Los sabios del Talmud
nos enseñan que tal como el sol sale, se pone y luego vuelve a salir, lo mismo
ocurre con los justos. Un Tzadik [Justo] no parte de este mundo sino hasta que
otro Tzadik sea creado en su lugar
Según la teología
judía el mundo se mantiene en equilibrio por la presencia de 36 justos. Esta
teoría fue llevada a la pantalla chica por la serie Touch. Dios permite la subsistencia
de este mundo, con tanta injusticia, dolor y horror por la presencia de estos
36 justos anónimos. Un Tzadik menos en el mundo y la balanza se tornaría en
contra de la subsistencia de este nuestro planeta. Por este motivo los sabios nos
enseñan que un justo no muere sino hasta que nazca otro que lo remplace. No
sabemos quiénes son esos justos que mueren ni esos justos que nacen de forma simultánea;
sin embargo aquellos mantienen el mundo en equilibrio. El sol sale y el sol se
pone, y el mundo sigue igual, nuestro universo se mantiene equilibrado.
Cuando murió Rabí
Akiva nació Rabi, cuando murió Rabi nació Rabi Iehuda, cuando murió Rabi Iehuda
nació Raba, cuando murió Rabá nació Rab Ashí; para enseñarnos que un justo no
muere sino hasta que otro justo nazca en su lugar. De esta manera, con sabios
concretos, ejemplifica el Talmud esta enseñanza. Nadie sabe quiénes son
aquellos tzadikim que mantienen el equilibrio del mundo, lo cual significa que
todos podemos pensar que quizás seamos nosotros. Esta idea tiene la fuerza de
cambiar nuestra mirada del mundo y de nuestra tarea en él. Si quizás
somos uno de esos 36 justos anónimos, desconocidos también por nosotros mismos,
debemos ocuparnos en dejar este mundo no sólo descendencia biológica sino
alguien que continúe nuestra tarea. No nos podemos ir de este mundo hasta no
legarle a alguien nuestra misión. Y esa es nuestra principal misión:
encontrarle un sentido a nuestra existencia y legarlo. Eso es todo. Así el sol
saldrá, se pondrá mas volverá prontamente a salir para brillar e iluminar una
nueva generación.
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