Cuando era más chico, durante la primaria, recuerdo alguna vez haberle quitado algo a alguna chica y decirle que se lo devolvía si me daba un beso. Creo no haber sido el único. Al parecer esta extraña costumbre es tan antigua como el propio Talmud. En esta ocasión los sabios nos relatan que una mujer estaba vendiendo seda en un mercado. Un hombre pasa por allí y le arrebata la seda de la mano. La mujer, enojada, le pide que le devuelva lo que sin permiso le quitó. El hombre le dice "si te lo devuelvo ¿te casas conmigo?". La mujer se queda callada y toma la seda nuevamente. Ahora bien ¿Queda esta mujer desposada por medio de esta acción? Rab Najman sugiere que sí. Aquel juego de niños puede terminar en un casamiento. Sin embargo su enseñanza no concluye ahí, el mismo sugiere que incluso si alguien desposa a una mujer con algo robado o con algo hurtado el matrimonio es válido. Los sabios medievales al codificar esta halajá advierten que si la persona que fue robada o hurtada ya perdió las esperanzas de recuperar aquel objeto (hizo Ieush) el casamiento es valido mas si la persona no hizo todavía el Ieush, la "desesperanza", entonces el casamiento no tiene validez.
El Talmud, en esta página comienza a cerrar una parte de la Mishná, al comentar que tal como la mujer es adquirida por un hombre por medio de tres formas ella se adquiere a si misma, vuelve a tener control de su vida y de sus tiempos, por medio de dos mecanismos. A través de un divorcio y a través de la muerte de su marido. Si una mujer es divorciada o queda viuda la mujer vuelve a ser dueña de sus tiempos y ya no "pertenece", al menos legalmente, a su marido.
Para cerrar este pequeño comentario resalto un detalle hermoso que surge casi de casualidad. El Talmud nos cuenta que cuando Rab Asi murió todos sus alumnos subieron y se reunieron para recitar nuevamente todas sus enseñanzas, de forma oral, para que las mismas no sean olvidadas y se pierdan en la abismo de la historia. La forma que sus alumnos encontraron para honrar a su maestro y a su Torá, fue reunirse presurosamente luego de su muerte para recordar cada una de sus enseñanzas y guías. Una hermosa forma de honrar la vida de un sabio: manteniendo viva su llama a través de su Torá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario