¿Son los hijos de Videla, de Hitler o de Stalin culpables de las barbaridades cometidas por sus padres? ¿Cómo actuamos ante alguien que porta el apellido de un asesino, de un violador o de un dictador? La Torá presenta dos respuestas a este interrogante. Por un lado nos dice que los hijos cargan con los pecados de sus padres pero por otro, dice que cada quien por su pecado rendirá cuentas. Estas dos afirmaciones parecen contradictorias pero no lo son. Por un lado la Torá, revolucionaria para sus tiempos, afirma que cada uno es responsable por sus transgresiones. Si yo maté o robé soy yo el responsable por mis actos, yo y nadie más. No obstante, la Torá es sabia al afirmar la certeza de que no podemos evadir nuestros orígenes. No podemos renunciar a nuestro apellido y a nuestros antepasados. En la antigüedad, como saben, los apellidos no existían uno era Ploni ben (hijo) de Almoni. Fulano hijo de Mengano. Esto era mucho más "duro". Por ejemplo al hijo de Hitler lo llamarían Fulano hijo de Adolfo Hitler. El pasado nos pesa, es una carga con la cual uno debe aprender a vivir.
Hago toda esta introducción por un breve pasaje que aparece en nuestro Daf en torno a los hijos de los malvados o a los malvados arrepentidos. En nuestra Guemará se nos enseña que antiguos malvados y enemigos de Israel como Naamán o Nebuzaradan (el jefe del ejercito de Nebujadnetzar) se convirtieron respectivamente en Ger Toshav y Ger Tzedek. Ger Toshav es quien renuncia a la idolatría para poder ser ciudadano en el antiguo Israel mientras que Ger Tzedek eran aquellos que sin imposición ni motivos ulteriores elegían al judaísmo y a la Torá como forma de vida. Y aún más nos relata el Talmud! Los hijos de Sisera estudiaban Torá en Jerusalem y los de Senajerib (quien vimos hace unos post que era el rey de los Asirios que destruyó el reino de Israel) enseñaban Torá. Y no solo que enseñaban Torá sino que entre la multitud de alumnos que tenían estaban Shemaia y Abtalion, los maestros de Hilel. Nuestra Guemará no se cansa y sigue. Incluso los hijos de Amán estudiaban Torá en Benei Brak! D-s, nos narra el Talmud, buscaba abrazar y poner bajo las alas de la Shejina (la presencia divina, como símbolo de las mitzvot y la Torá) a los malvados pero los ángeles celestiales le protestaron: "¿pondrás bajo tus alas protectoras a quienes destruyeron Tu casa y quemaron el Templo?"
¿Qué historias maravillosas, no? Los malvados y enemigos de Israel - y su descendencia - no son sólo "perdonados" por D-s sino además, aceptados bajo Sus alas de amor y protección. Los ángeles, celosos quizás, no podían aceptar la increíble capacidad de perdón y misericordia que el Eterno tenía con estos "malvados". Quiera el Eterno poder dotarnos a todos nosotros aunque sea con una ínfima porción de Su eterno perdón y misericordia. Que podamos aprender a perdonar para así abrazar a más personas bajo nuestras alas construyendo así una realidad diferente.
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