La Mishná declara, el Talmud indaga. La Mishná nos arroja certezas y definiciones precisas, el Talmud busca su origen, su significado y discute esas certezas. En nuestras primeras mishnaiot los sabios nos trajeron una gran cantidad de cuestiones que son juzgadas por tres jueces, por 23 jueces o como estamos viendo desde ayer, con 71 jueces, por el Sanhedrín Gdolá. El Talmud ante cada caso se pregunta ¿Por qué? ¿Por qué, por ejemplo, debemos juzgar a un "falso profeta" (Naví sheker) con el Sanhedrín Gdolá y no con el Sanhedrín Ktaná? Las respuestas son múltiples y variadas, siempre traen un versículo o más de uno de la Torá para argumentary justificar su decisión. La Guemará se lo pregunta de varias maneras como por ejemplo ¿Menaanei Milei? ¿Mena Lan? ¿Mena Anei Milei? Todas estas preguntas indagan por ¿de dónde proviene esto? ¿de dónde salen estas palabras? El Talmud no se apacigua con una declaración absoluta de la Mishná sino que trata de encontrar su raíz y fundamento. Así debemos comportarnos ante la vida, cuando alguien nos trae un absoluto, como lo hace la Mishná debemos ser como el Talmud, debemos preguntarnos y cuestionarnos, no quedarnos absortos frente a la verdad aparente.
Sanhedrín Gdolá: En la parashá de esta semana, parashat Itró, se nos habla del consejo de Itró, el suegro de Moshé, para con el gran líder del pueblo de Israel. Moshé se fatigaba diariamente porque juzgaba al pueblo en soledad, sin un tribunal que lo ayude, por este motivo Itróle aconseja que llame a 70 sabios y que forme una gran asamblea, lo que hoy conocemos como el Sanhedrín Gdolá, compuesta por 71 sabios (el extra, era claramente Moshé). El Talmud nos cuenta que luego de la muerte de Moshé la gran asamblea ocupó su lugar. En nuestra parashá (Shemot 18) se nos cuenta que Moshé debía delegar las pequeñas cosas pero las grandes (el talmud las entiende como "las dificiles") las debía resolver él. Es por este motivo que cuestiones "pequeñas" o más bien "simples" y no trascendentales para todo el pueblo de Israel pueden ser juzgadas por consejos de jueces de 3 o 23, pero las cosas más importantes y trascendentes deben ser evaluadas por el Sanhedrín Gdolá, que en los tiempos de los Templos de Jerusalém ocupaban el lugar que había dejado Moshé.
Ejemplos. Si había dudas si un profeta era un verdadero enviado de Ds o un falso profeta y por consiguiente debía ser muerto, esto debía ser resuelto por una corte de 71 sabios. Así también, a diferencia del resto de los hombres, si el Kohen Hagadol pecaba o si una persona erraba, y el pecado era base para una condena a muerte ésto era decidido por una corte de 23 jueces en el caso de un hombre común, pero al gran sacerdote debía juzgarlo una gran corte.
Rabi Eleazar se hace una pregunta interesante que ni la Guemará ni los exegetas logran solucionar. Si como vimos ayer (ver Sanhedrín 15) el toro que mata debe recibir el mismo castigo que su dueño y debe ser juzgado de la misma manera; el toro de un Kohen Hagadol que mata ¿debe ser juzgado por 23 jueces o por 71? La pregunta permanece abierta. Para otra de las cosas que necesitamos el aval de un Sanhedrín Gdolá es para salir a un Miljemet Reshut, una guerra voluntaria. Si Israel no sale a la guerra para defender sus fronteras o para conquistar la tierra especifica que Ds declaró que Israel debe poseer (esto sería una Miljemet Jová, una guerra obligatoria) y en cambio sale por ansias de poder, para conseguir más territorio o por otro motivo, se necesita que 71 jueces avalen la decisión del rey. Si alguien quería modificar o expandir la ciudad de Ierushalaim o su Templo debía contar con el aval del Sanhedrín Gdolá, nadie podía hacer cambios sin su permiso ya que la Torá declara que Ds le mostró a Moshe cómo se debían hacer los utensilios del Templo y así debían ser copiados. Al no estar Moshe y siguiendo el concepto que el Sanhedrín Gdolá lo reemplazó, sólo son ellos los que pueden permitir modificaciones en el Templo y en su ciudad. Cada tribu, según el Talmud, debía tener un Beit Din, ese tribunal debía ser apuntado por el Sanhedrín Gdolá ¿Por qué cada tribu debía tener su propio Beit Din? Ya que es una Mitzvá que la misma comunidad, la misma tribu, juzgue a su gente, juzgue a su pueblo.
Rabi Eleazar se hace una pregunta interesante que ni la Guemará ni los exegetas logran solucionar. Si como vimos ayer (ver Sanhedrín 15) el toro que mata debe recibir el mismo castigo que su dueño y debe ser juzgado de la misma manera; el toro de un Kohen Hagadol que mata ¿debe ser juzgado por 23 jueces o por 71? La pregunta permanece abierta. Para otra de las cosas que necesitamos el aval de un Sanhedrín Gdolá es para salir a un Miljemet Reshut, una guerra voluntaria. Si Israel no sale a la guerra para defender sus fronteras o para conquistar la tierra especifica que Ds declaró que Israel debe poseer (esto sería una Miljemet Jová, una guerra obligatoria) y en cambio sale por ansias de poder, para conseguir más territorio o por otro motivo, se necesita que 71 jueces avalen la decisión del rey. Si alguien quería modificar o expandir la ciudad de Ierushalaim o su Templo debía contar con el aval del Sanhedrín Gdolá, nadie podía hacer cambios sin su permiso ya que la Torá declara que Ds le mostró a Moshe cómo se debían hacer los utensilios del Templo y así debían ser copiados. Al no estar Moshe y siguiendo el concepto que el Sanhedrín Gdolá lo reemplazó, sólo son ellos los que pueden permitir modificaciones en el Templo y en su ciudad. Cada tribu, según el Talmud, debía tener un Beit Din, ese tribunal debía ser apuntado por el Sanhedrín Gdolá ¿Por qué cada tribu debía tener su propio Beit Din? Ya que es una Mitzvá que la misma comunidad, la misma tribu, juzgue a su gente, juzgue a su pueblo.
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