Dentro de las 19 bendiciones que tiene la Amida, en tres de ellas agregamos un pedido especial. En la bendición por Tjiat Hametim, la resurrección de los muertos pedimos por las lluvias. ¿Por qué? De manera maravillosa explica el Talmud, que tal como la resurrección de los muertos traerá nueva vida al mundo así también lo hace cada vez que llueve sobre la tierra; la vida se renueva. En la bendición que pedimos por un año prospero (Birkat Hashanim) también pedimos por un año de lluvias; esta bendición y este pedido se intercalan porque la lluvia trae "parnasá", que lo podríamos traducir como prosperidad económica o sustento; y eso es lo que pedimos para el año. Por último en la cuarta bendición, donde agradecemos por nuestra inteligencia, por nuestra capacidad de distinguir, incluimos la bendición que hacemos cada vez que termina Shabat y cada vez que termina un Iom Tov, la havdalá. Estas plegarias están yuxtapuestas ya que es nuestra capacidad de discernimiento la que nos permite distinguir entre lo sagrado y lo profano, entre el Shabat y los demás días de la semana, y de manera similar, entre lo bueno y lo malo, y como dice mi Rab, entre lo bueno y lo mejor.
Halajá Lemaasé: Quien en sus Tefilot olvidó decir tanto el pedido como el ruego por las lluvias debe volver a hacer toda la Amidá, mientras que quien no hizo la havdalá en la Amidá no tiene esa necesidad porque después puede hacerlo sobre la copa de vino (como solemos hacer con los janijim en nuestras comunidades).
Teología y Plegaria. Toda plegaria se inscribe en una teología y también se inscribe toda Ley sobre las plegarias. Aquí vemos un ejemplo: Uno no debe decir dos veces "Modim - reconocemos", porque como enseña la Guemará, eso refleja la idea de que hay dos reshuiot, dos poderes, en el cielo. Por otro lado también está prohibido decir "por el bien recordamos Tu nombre", ya que si decimos que sólo D-s es el bien debe haber otro poder que sea el mal y por ese motivo nuestros sabios enseñan con énfasis que debemos aprender a bendecir tanto por lo bueno como por lo malo. Todo ello proviene de D-s. No existe el dualismo para el judaísmo. No hay un poder que encarne el mal y un poder que encarne el bien. Todo proviene de la misma Fuente de Vida. Por otro lado muchas veces lo que nos parece malo en un momento es verdaderamente "bueno" a fin de cuentas. Con el paso del tiempo ganamos otra perspectiva de las cosas y podemos ver que lo que en un primer momento consideramos que es malo terminamos considerándolo algo bueno para nuestras vidas.
Libre albedrío y predestinación. Enseña Rabi Janina que todo está en manos del Cielo salvo el temor reverencial al Cielo. Todo está en manos de D-s, de aquel poder que da sentido al universo, salvo nuestra capacidad para aceptar su dominio o negarlo. Es por este motivo que en Devarim 10:12 se nos dice: "Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Adona-i tu D-s de ti, sino que temas a Adona-i tu D-s, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Adona-i tu D-s con todo tu corazón y con toda tu alma"; estas son las cosas que D-s puede y debe pedirnos de nosotros. Que tengamos un temor reverencial a Su existencia, que caminemos por Sus sendas, que lo amemos y que le sirvamos desde lo más profundo de nuestro corazón, eso nos pide D-s y eso debe pedírnoslo porque hacer eso o no hacerlo depende exclusivamente de nosotros. Nadie nos puede forzar a creer, la emuná, la fe, debe partir de nosotros mismos y en eso se basa nuestra libre elección.
Nuestra elección está en darle sentido a la existencia o creer que el mundo es un caos. Nuestra libre elección está en aceptar nuestra limitación humana o en creer que somos dioses en la tierra. Nuestra elección está en vivir una mera vida material o intentar elevarnos a una vida espiritual, dentro de la realidad material.
Nuestra elección está en darle sentido a la existencia o creer que el mundo es un caos. Nuestra libre elección está en aceptar nuestra limitación humana o en creer que somos dioses en la tierra. Nuestra elección está en vivir una mera vida material o intentar elevarnos a una vida espiritual, dentro de la realidad material.
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