En una nueva Mishná se traen diversos casos de qué sucede cuando una mujer recibe cierto dinero luego de casarse. Si una mujer recibe una herencia o le regalan a ella cierto dinero o bien mueble, la Mishná estipula que se debe comprar con aquel dinero tierra. El rédito de aquella tierra, mientras estén casados, le pertenecerá a su marido pero la tierra en sí es de la mujer. Esto es lo que los sabios denominan Keren y Peirot. El Keren es el "capital" mientras que las peirot son (lit. frutas) los réditos/ganancias de aquel capital. Si bien la propiedad le pertenece a la mujer es el marido quien obtiene el rédito de la misma mientras estén casados. El Talmud especifica luego que si bien se debe comprar algo con aquel dinero que la mujer recibió ambos deben estar de acuerdo y si la pareja discute sobre que invertir siempre se debe optar por la inversión "más duradera". Por ejemplo, nos dice el Talmud, si la mujer quiere invertir en terreno y el hombre en una casa se debe comprar el terreno ya que este es más duradero que una casa.
En una segunda Mishná se nos dice que si la mujer recibe en herencia esclavos de avanzada edad los mismos deben ser vendidos para comprar con aquel dinero tierras/propiedades. Sin embargo Rabí Shimon ben Gamliel dice que en algunos casos, como en estos o en los casos de que la mujer reciba viejos viñedos o olivas la mujer puede quedarselos sin necesidad de venderlos ya que ellos son "Shebaj Beit Abia", el orgullo de la casa paterna. En resumidas cuentas la mujer al recibir una herencia monetaria no puede quedarse con aquel dinero sino que el mismo debe ser invertido en otra posesión más duradera y el hombre podrá hacer usufructo de aquel rédito mientras estén casados; sin embargo ciertos "productos" importantes y valiosos para la familia de la mujer pueden ser mantenidos en su propiedad.