Según la ley judía un testimonio para ser valido debe ser de primera fuente (y no basado en lo que uno escuchó que otro vio) y debe darse de forma oral frente aun tribunal. Ahora bien ¿Qué pasa cuando debemos dar testimonio mucho después de que vimos o escuchamos algo? ¿Cómo hacemos para recordarlo? El Talmud discute la posibilidad de aceptar como valido ciertos testimonios que se dan años después de los hechos a través de ciertas "ayuda-memorias".
A través de un escrito. Una persona, según la halajá, puede escribir en un papel lo que vio para años después poder volver a leer ese papel y dar testimonio en base a los recuerdos que surgen de aquella lectura. Si bien idealmente el testimonio debería ser puro y no influenciado por nada (incluso por lo que uno escribió) los sabios comprenden que muchas veces cuando olvidamos algo la simple re-lectura de algo que escribimos puede activar nuevamente nuestra memoria y permitirnos dar nuevamente testimonio de algo que vivimos muchos años atrás como si fuera ayer.
A través de un conocido. De forma interesante son también validos los testimonios que se presentan si una persona le recuerda al testigo aquello que vio o escuchó. Si no nos acordamos de algo pero un amigo, un conocido o incluso el segundo testigo nos recuerda aquello que declaramos cierta vez hace tiempo atrás si aquellas palabras despiertan en el testigo los recuerdos su testimonio es válido.
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