En el último post reflexionamos sobre la historia que trajo cierta vez Raban Gamaliel en relación a su siervo Tavi y el mandamiento de dormir en la Sucá. Rabi Shimon nos dice que de aquella conversación aprendemos dos halajot importantes: (1) Los esclavos están exentos del mandamiento de habitar la Sucá y (2) que quien duerme debajo de una cama en la Sucá no sale de su obligación. El Talmud recalca luego que rabí Shimon dice que de "la conversación casual" (Misijató) de Raban Gamaliel aprendemos estas dos leyes y no de, como es costumbre en el Talmud cuando se cita a una autoridad, de "las palabras" (MiDebarav) de Raban Gamaliel. El propio Talmud responde diciéndonos que cuando se dice "MiDebarav" (de las palabras) estamos haciendo referencia a que aquel maestro dijo esas palabras para enseñarle a otros una determinada halajá o costumbre, en cambio cuando se dice "MiSijato" (de su conversación casual) se hace referencia a que aquel maestro o sabio no buscaba enseñar nada específicamente con aquella historia o reflexión sino que simplemente estaba contando algo.
Y sobre este último punto nos enseña Rab Hamnuna:
"¿De dónde aprendemos que incluso las conversaciones casuales de los sabios requieren ser estudiadas? Porqué está dicho: "Y su hoja no cae" (Salmos 1:3)".
Rab Hamnuna nos dice que no solo debemos escuchar y prestar atención cuando un sabio, un rabino o un maestro da una clase, cuando comenta sobre un texto o cuando da un sermon, se debe prestar atención y analizar también sus conversaciones casuales y aparentemente "triviales" ya que de cada palabra que sale de la boca de un sabio uno puede aprender una importante lección. De cada Sijá (conversación) de un sabio algo podemos aprender. Quizás esto es lo que define a un sabio, la capacidad de enseñar y transmitir ideas importantes y conceptos en cualquier situación y cualquier momento; incluso cuando no se lo propone.
Ahora bien ¿Cómo aprende Rab Hamnuna esta hermosa idea de aquel versículo de los Salmos? Algunos comentaristas entienden que las hojas hacen referencia a las conversaciones casuales en contraposición a la frase inmediatamente anterior en los Salmos que habla de los frutos que son comparados con las lecciones o los sermones. Es decir si bien lo principal de un árbol son sus frutos (las clases que imparte un sabio) también sus hojas (las conversaciones casuales o "de pasillo") deben ser examinadas cuidadosamente. No se deben dejar caer aquellas hojas y dejar que se marchiten sin haberles sacado también su jugo. El Aruj (un diccionario talmúdico del siglo XI) sugiere que la relación es otra. Él sostiene que una de las formas en hebreo de denominar a las hojas de los árboles es Sijim y de aquí es que los sabios conectan esta palabra con "Sija" (conversación).
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