Estamos comenzando el segundo capítulo del tratado de Kritot. El mismo comienza enseñándonos un concepto: “Mejusrei Japara”, los faltantes de expiación. La Mishná se refiere a aquellas personas que deben traer un Korban Jatat pero no porque hayan cometido una trasgresión sino como parte de un proceso para terminar de purificarse. Algunos de los casos que enumera la Mishná son: Zab y Zaba, los hombres y mujeres que tienen algún tipo de secreción (generalmente de sangre en los órganos reproductivos) y aunque hayan ya realizado la Tebila (la inmersión en el baño ritual) no quedan totalmente purificados sino hasta que traigan un Korban Jatat. El mismo los habilita a comer luego de las diversas ofrendas que se presentaban en el Templo. En está categoría de Mujusrei Japara están también las parturientas y quienes contraen la enfermedad bíblica de Tzaarat.
Rabi Eliezer agrega dos casos: el converso y el Nazir. Ambos deben traer un sacrificio para “completar” su estado y convertirse (nuevamente o por primera vez) en un judío como cualquier otro. Quiero detenerme en el caso del Ger, el converso. Según el Talmud el pueblo judío antes de recibir la Torá se circuncidó en Egipto, realizó una Tebila (una inmersión) los 3 días previos al recibimiento de la Torá y entregó un sacrificio para completar su purificación. Una vez que realizo estas tres “tareas” estuvo apto para recibir la Torá en el monte Sinaí. De esta misma forma, explica el Talmud, los conversos deben realizar estas tres acciones para ser parte del pueblo de Israel, tal como lo hicieron nuestros antepasados antes de convertirse en un pueblo al recibir la Torá.
Hoy en día ¿Cómo hace un Ger para completar su conversión? El Brit Milá se puede realizar, la Tebilá también ¿Y el sacrificio? El Templo de Jerusalém no esta de pie por lo cual existen dos opciones: o que no pueda haber más conversos porque no pueden entregar su Korban Jatat o bien anular esta halajá. Al mismo dilema se enfrentaron los sabios de la Mishná. Una Braita anónima nos enseña que “en estos días un Ger debe separar ¼ de Dinar para su creador”. Es decir que como no existía el Templo ya en los días de la compilación de la Mishná los sabios decidieron que los conversos debían al momento de su Giur separar un dinero para eventualmente “cuando el Templo se reconstruya” comprar con el mismo el Korban estipulado. Sin embargo Rabi Iojanan ben Zakai anulo esta práctica. ¿Por qué? Porque los conversos separaban al comienzo ese dinero pero después le sucedía una eventualidad y necesitaban hacer uso del mismo y terminaban utilizándolo para cosas de Julin (cuestiones profanas) y no sagradas como era su destino.
En pocas palabras, la halajá actual es: Brit Milá, Tebila y estudio de Torá. Nada de sacrificios ni de separar una suma de dinero.