20:5 Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. 20:6 ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. 20:7 ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. 20:8 Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre miedoso y temeroso? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. (Debarim)
En el último Post hablamos de los preparativos para la guerra. Sin embargo ser soldado o soldada no es para todos. La Torá contempla, como pueden ver en los versiculos que transcribo más arriba, que hay ciertas personas que por algún motivo no pueden estar en el campo de batalla. Lo que comparten todas estás personas es miedo e incertidumbre. Cada una de ellas tiene su mente en otro lugar y no en la guerra, estás personas no deben pelear. Estás son: 1) Los que construyeron una nueva casa (o la heredaron o se la regalaron) y todavía no la estrenaron. 2) Los que plantaron una vid y todavía no la disfrutaron. 3) Los que desposaron a una mujer y todavía no se han acostado con ella. 4) Los que tienen verdadero temor y pueden asustar a los demás soldados.
Cuando el Mashuaj Miljama habla en el campo de batalla, si algún soldado entra dentro de estás características debe abandonar la guerra. Quien construyó la casa tiene miedo que alguien se la robe, lo mismo sucede con quien plantó la vid. Quien se casó con una mujer pero todavía no se acostó con ella teme que otro lo haga en su ausencia. Por último los "temerosos", explica el Talmud, son aquellos hombres que han cometido transgresiones y tienen miedo de que Dios los castigue durante la guerra ocasionadoles la muerte. Todos ellos deben volver a la tierra de Israel. Sin embargo ellos deben asistir en otras tareas del ejercito. Miren que interesante! Aunque no puedan estar en el campo de batalla deben ayudar a preparar la comida para los soldados y también deben asfaltar los caminos. (Que interesante es este modelo para la situación actual de Israel con tantos que por diversos motivos se rehúsan de ir a la guerra!)
Tres son las cateogrías. 1) Están los que van a la guerra y no tienen justificativo para retirarse del campo de batalla. 2) Están también los que van a la guerra pero deben volver a la tierra de Israel y ayudar con el ejercito en otras tareas 3) Están también, y está es una categoría que aparece en la Mishná, quienes ni siquiera se alistan para el ejercito y que ni siquiera deben ayudar en otras tareas. Estos son quienes contruyeron una casa y la estrenaron, quienes plantaron una vid y la disfrutaron y quienes se casaron con una mujer y se acostaron con ella. Todas estás personas desde que realizan cualquiera de estos actos hasta que se acaba el periodo de un año no deben ir a la guerra. Estás personas deben disfrutar lo que con esfuerzo consiguieron, sin temer perderlo todo en una guerra. ¿Hermoso, no?
Para finalizar, los sabios nos enseñan que el orden que se enuncia la Torá viene a enseñarnos el camino de vida (Derej Eretz) de todo hombre. Primero debemos construir una casa, luego debemos plantar una vid y por último debemos casarnos con la mujer que amamos. El Rambam sin embargo sugiere que primero debemos plantar una vid (símbolo de tener un trabajo y un sustento), luego debemos construir un hogar y recién ahí debemos casarnos, con la seguridad de un sustento y de un techo, con una mujer. La propuesta de Rambam suena más lógica ¿cómo uno va a construir un hogar si no tiene ingresos? Un sabio medieval sin embargo consideró que en realidad lo primero que hacemos es trabajar, sembrar la vid, sin embargo los frutos de nuestro trabajo tardan muchos años en florecer, por tal motivo antes de que la viña este plena debemos tener fe y construir un hogar, y con el paso del tiempo podremos cosechar los productos de nuestro esfuerzo personal. Lo que sí, ninguno de los sabios duda, es que uno no puede casarse ni comenzar una familia sin la seguridad de un hogar y un salario.
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