Las bendiciones y las maldiciones. Moshé antes de morir comanda a que apenas el pueblo judío cruce el Jordán sean anunciadas las bendiciones, que se lograrán si se siguen las enseñanzas de la Torá, y las maldiciones que llegarán si el pueblo se desvía de la palabra de Dios. El Talmud primero nos relata cómo fue el que el pueblo judío cruzó el Jordán. Al igual que el mar muerto las aguas se abren de par en par dejando pasar al pueblo judío por el medio. Cuando los sacerdotes entran al agua acompañados del Aharón, de las tablas de la Ley, las aguas vuelven para atrás y se forman dos grandes paredes. Cuando el pueblo judío termina de pasar se acercan a la ciudad de Samaria (Shomron). Allí van hacia el monte Gerizim y el monte Eival.
Seis tribus ascienden al monte de las bendiciones y otras seis al monte de las maldiciones. Los sacerdotes y el arca se encuentran en el medio del valle, entre ambas montañas. Al comenzar todos giraban la cabeza para el monte Gerizim y se anunciaba la primera bendición "Baruj Haish... (bendito aquel...)", luego giraban sus caras hacia el monte Eival y comenzaban con las maldiciones "Arur Haish... (maldito aquel...)". A cada bendición o maldición pronunciada todo el pueblo debía contestar "Amen", es decir: que así sea. Al concluir todas las bendiciones y maldiciones tomaron las piedras como lo ordenaba la Torá y escribieron en ellas la Torá, en setenta lenguas. Ya que la Torá ordena que se deben hacerlo de forma "clara y comprensible (Beer Heiteb)". La Torá debía estar escrita en setenta lenguas, las conocidas por aquel entonces como las lenguas principales del mundo, para que todo aquel pueda comprender la palabra del Eterno. Sin embargo, los sabios en el Talmud, nos enseñan que las bendiciones y maldiciones pronunciadas en aquellos montes sólo se podían pronunciar en hebreo, y no en ningún otro idioma.
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