El mito popular dice que los judíos no prometen, nada más lejos de la realidad. Lo que sí, los sabios nos advierten en torno a las promesas ya que las mismas tienen un peso legal al igual que cualquier contrato firmado. Las promesas orales, ante testigos, tienen el mismo peso que cualquier contrato. Ahora bien si un hombre le dice a una mujer "Tu estás desposada para mí con la condición (al menat) de que te de 200 zuz", el hombre le da en ese momento una prutá -el precio mínimo que se requiere para desposar a una mujer- y cuando le de los 200 zuz (una medida muy importante de dinero) el casamiento retroactivamente pasa a ser válido. Es decir, el casamiento sólo se completa cuando el hombre cumple su promesa, o más bien, su condición. Por este motivo algunos sabios como Rab Huna consideran que decir "al menat" (con la condición) es como decir "MeAjshav" (desde ahora), o sea que el casamiento tiene validez desde ese momento y deja de tenerlo cuando no se cumple aquella condición, en cambio muchos sabios estipulan que el casamiento sólo es válido en el momento que la condición finalmente se cumpla.
Un término para aprender: תנאים - Tnaaim (condiciones)
Si el hombre le dice exactamente lo mismo pero le pone un término, "en los próximos treinta días" por ejemplo, si le da el dinero en ese periodo la mujer queda desposada sino el casamiento no es válido por haber faltado a su condición que él mismo se impuso.
Un consejo para los estrictos: vivimos en una comunidad judía que cada vez se vuelve más estricta, más dura y cerrada. Los sabios del Talmud, sin embargo, enseñan que se prefiere la fuerza de la permisión (del ser más laxo, flexible e indulgente en cuanto a las leyes y halajot se trata. En la lengua aramea, la lingua franca de los sabios del Talmud: Koaj DeEiteira Adif (כח דהיתירא עדיף)
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