Hemos aprendido que para que un
hombre pueda desposar a una mujer necesita contar con una cierta cantidad
de dinero y entregárselo a ella. Ahora bien, más allá de estas “formalidades”
de la Ley, el hombre puede “proponerle matrimonio” con ciertas condiciones, es
decir, agregando algún término particular. Por ejemplo: “Cásate conmigo con
esta copa de vino” o “Cásate conmigo por con esta moneda de oro”. El hombre
puede libremente anunciar estas condiciones en el momento que toma a su mujer
como esposa. Sin embargo ¿Qué pasa si esta condición no se cumple? ¿Qué pasa si
en vez de vino en la copa hay miel? ¿O si la moneda no es de oro sino de plata?
Según la opinión de los sabios la mujer no queda desposada y el matrimonio no
es válido. Si los Tnaim (las condiciones) no se cumplen el matrimonio no es válido.
Incluso más: si el hombre le dijo que “Cásate conmigo por cuanto soy pobre” y el
hombre es verdaderamente rico (o viceversa) el matrimonio no es válido. Las
condiciones deben cumplirse rigurosamente para que el matrimonio tenga validez.
A su favor. Rabi Shimon,
sin embargo, sostiene que si la condición no se cumple a favor de la mujer
entonces el matrimonio es válido. Por ejemplo si el hombre había condicionado
el casamiento con una moneda de plata y finalmente le entrega una de oro (como
el oro vale más que la plata) el matrimonio es válido porque sostenemos que la
mujer va a aceptar una “mejor situación” frente a peor que era la condición. Si
el vaso era de miel y termina siendo de vino ocurre lo mismo, el casamiento es válido,
ya que sospechamos que cualquier mujer prefiere algo más excelso como el vino
sobre algo más común como la miel.
Plata sí, Ijus no. El
sabio Ulá, comentando este pasaje de la Mishná, señala que plantea Rabi Shimon
es cierto siempre y cuando sea en un tema monetario. Si la condición no se
cumple a favor de la mujer, es decir, ella obtiene una ganancia mayor a la
establecida por la condición, el matrimonio es válido. No obstante si se trata
de iojasin (algo así como estatus social o linaje) no, la mujer no queda
desposada. Si el hombre había dicho que era Leví y en realidad era Cohen o si
era Israel y finalmente era Leví (las tres castas por las cuales se divide el
pueblo judío) el matrimonio no es válido. ¿Por qué? Y con un proverbio arameo
dan la respuesta los sabios: porque las mujeres dicen “un zapato más grande que
mis pies no quiero”. Es decir, las mujeres no desean una persona de un status social más importante
que el de ellas, ya que según entienden los sabios, se
sentirían como dice la canción “sapo de otro pozo”. Imaginemos que un hombre le
dice a una mujer que es una persona simple con un trabajo común y finalmente
este hombre luego cuando se casa con esta mujer en realidad era una estrella de
Hollywood con mucha exposición mediática. Según la “filosofía de la calle”
ninguna mujer rechazaría ser pareja de una estrella así, sin embargo el Talmud
considera que una mujer puede no desear ser la pareja de alguien con tal exposición.
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