Dos historias. Dos fabulosas historias que nos ilustran la relación entre algunos padres que quieren desposar a sus hijos.
Primera historia: Se cuenta que cierta vez dos hombres estaban sentados tomando vino bajo un árbol frondoso de Babel (en la actual Iraq). En un momento uno le acerca al otro una copa de vino y le dice: "te doy esta copa de vino si me das a tu hija para que se case con mi hijo" ¿Es este matrimonio valido? Los sabios lo dudan. No sabemos si el hijo mostró voluntad de casarse con la hija de este otro hombre. Entonces hay dos opciones posibles: 1) Qué el chico haya nombrado a su padre como Sheliaj (enviado) 2) Que haya mostrado deseos de casarse con esta chica y que su padre por motus propio haya decidido convertirse en Sheliaj. Los sabios descartan la primera opción porque ningún hijo es tan desvergonzado de hacer de su padre un mero emisario. Por lo cual hijos e hijas, no hagan de carteros o emisarios a sus padres! El segundo argumento es más convincente y hay ciertos sabios que argumentan que si uno muestra cierto interés y da a entender que quiera algo (o en este caso a alguien) uno puede por propia voluntad y sin el pedido explicito, convertirse en un Sheliaj, en un enviado para cumplir con aquel "deseo" de la otra persona.
Segunda historia: Se cuenta que cierta vez una pareja tenía una hija. El padre decía que quería casarla con un familiar cercano a él, mientras que la madre insistía a que su hija se case con un familiar cercano a ella. Ella lo fastidió tanto al marido (y sí, el Tamud usa la palabra fastidiar) que finalmente el marido cedió y quedaron que su hija se iba a casar con un cercano a su mujer. Organizaron un banquete para celebrar dicha unión pero en la mitad del festín un familiar cercano de él (del padre) lleva a la pequeña al techo y la desposa. ¿Este casamiento es válido? (tengamos el cuenta que en primera instancia el padre quería que ella se case con él) Los sabios del Talmud para argumentar que este casamiento no es válido traen dos respuestas maravillosas: 1) Por un lado citan un versículo de Tzefania (3:13): "El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa..." es decir, "los judíos no mentimos" por lo cual el padre no mintió cuando cedió ante su mujer por lo cual el matrimonio no es valido porque no estaba en la voluntad del padre casar a su hija con este familiar cercano suyo. 2) Por otro lado Raba argumenta que un hombre "no se esfuerza para realizar un banquete y luego echarlo a perder", es decir que el padre no hubiera pagado todo un banquete para luego desposar a su hija con otro hombre. En definitiva, el matrimonio ese no es valido.
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