Ya hemos estudiado (en los dos últimos post) sobre cómo y porqué se debe honrar a los padres y a los ancianos; en esta oportunidad el Talmud va a continuar enseñándonos como se debe honrar a los sabios. Cuando uno está sentado y un sabio pasa cerca (a menos de cuatro codos de distancia) uno debiera pararse apenas mostrando una señal de reverencia y no volver a sentarse hasta que el sabio se haya alejado. Esto es, explican los sabios, si se trata de cualquier sabio mas si se trata del Rab Mubak, aquel sabio que le confirió a uno la mayor parte del conocimiento que provee, uno debe levantarse no cuando pasa cerca de uno sino en cualquier momento que sus ojos puedan llegar a atisbarlo, si uno puede verlo pues debe levantarse mostrando respeto. Excepto, y aclaran, como siempre aclaran, que uno no debe levantarse si uno está en el baño, si uno se encuentra en aquel lugar y pasa un sabio cerca, el Talmud advierte que no es necesario que nos levantemos (las razones son obvias...).
Jesron Kis. Un punto muy importante que remarca el Talmud es que uno no debe "perder dinero", o dejar de producirlo, para honrar a un sabio. Por ejemplo un artesano que trabaja en la plaza del pueblo no debe pararse cada vez que ve pasar a un sabio ya que si esto fuera así este perdería una gran cantidad de dinero por día porque al levantarse deja de eleaborar sus artesanías y sus ingresos dependen de su productividad.
No molestar. Los sabios, sugiere el texto, deben evitar molestar a la gente con su "presencia". Es decir, deben evitar caminar por donde la gente se encuentra sentada haciendo sus labores o estudiando ya que si estos hombres desearan ser meticulosos y cada vez que pasa un sabio pararse de sus lugares esto les generaría una gran molestia.
Los sabios gentiles también. El Talmud nos enseña que también es un precepto pararse y honrar a los sabios de las naciones. No solo a los sabios judíos hay que honrar sino también a cualquier sabio de cualquier nación o religión es un deber honrarlo ya que la sabiduría no es patrimonio exclusivo de Israel. En otra parte el Talmud sugiere que si bien no hay Torá en los demás pueblos en todas las naciones hay sabiduría. El conocimiento, como dicen algunos, no distingue credos o pueblos.
Dos veces al día. Sólo en dos oportunidades al día uno puede pararse para honrar a un sabio ya que tres veces al día (en Shajarit, Minja y Arvit) nos ponemos de pie en la Amida para honrar a Dios y no sería correcto honrar a un hombre -por más sabio que fuera- más que a Dios.
La Torá. El Talmud se pregunta ¿Cómo sabemos que debemos honrar y ponernos de pie cuando vemos a una Torá pasar? La respuesta que da Rabi Eleazar es fabulosa. Él sugiere que la respuesta es deductiva. Si nos ponemos de pie para honrar a los estudiantes (de la Torá), o sea los sabios, cómo no vamos a ponernos de pie para honrar a la Torá misma! ¿Lógico, no?
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