El Zohar afirma que hay puertas del cielo que solamente pueden ser abiertas a través del canto. La música, la melodía, los ritmos y los poemas hechos canciones son algunos de los principales elementos litúrgicos y religiosos de la tradición de Israel. Desde antaño la música ocupa un lugar central en la tradición judía. Desde las panderetas de Miriam al salir del Egipto, pasando por las melodías del Rey David para continuar con los Salmos; gran parte del Tanaj está habitado por la música.
El Beit Hamkikdash no era la excepción. Cada día los levitas entonaban un cántico. Un salmo por cada día de la semana. Un salmo por día. Shir shel Iom – el cántico del día – era el nombre con el cual se denominaba esta práctica. Lo más asombroso es que miles de años después todos los días cantamos estos mismos salmos al finalizar los servicios de Shajarit tal como lo hacían (o los rabinos decían que hacían) los antiguos Levitas en el Templo de Jerusalém. Un salmo por día y cada salmo representa un momento y una metáfora de aquellos días primigenios de la creación.
El exilio del Sanhedrín. El exilio judío que comenzó antes de la destrucción del Beit Hamikdash también trajo consigo el exilio de sus instituciones principales. El Sanhedrín, la corte rabínica central de todo el pueblo judío, no fue la excepción. El Talmud narra cómo fue su exilió. Del Lishkat Hagazit (una sala en el Templo de Jerusalém donde se mantenían las sesiones regularmente), al Janut (las tiendas externas del Templo), de allí a algún lugar oculto de Ierushalaim. De Ierushalaim se mudó a la ciudad de Iavne. De Iavne a Usha, de Usha volvió a Iavne y de allí nuevamente a Usha. De Usha a Shefaram y de allí a Beit Shearim, de BeitShearim a Tziporí y finalmente a Tiberia.
La ciudad de Iavne fue el primer lugar de asentamiento del Sanhedrín luego de la destrucción de Ierushalaim. Allí fue desde donde Rabi Iojanán ben Zakai realizó todas sus reformas. Luego de la revuelta de Bar Kojva (132 a 135 d.e.c) el Sanhedrín paso a Usha (en el norte de Israel). Trataron luego de volver a Iavne pero no tuvieron éxito ya que todo el sur de Israel estaba destruido por lo cual decidieron asentar el Sanhedrín en otras ciudades del Galil hasta que finalmente se asentó en Tiberias donde finalmente, luego de unos años, el Sanhedrín fue disuelto.
La vida de Rabi Iojanán ben Zakai. El gran reformador del pueblo judío luego de la destrucción del Beit Hamikdash (qué según dice el Talmud realizó 9 grandes cambios en la Ley judía) vivió 120 años. Sus primeros cuarenta años los ocupó para hacer negocios, sus próximos cuarenta los ocupó en aprender y los últimos cuarenta los dedicó a enseñar. Moraleja: siempre hay tiempo!
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