La primera Mishná del tratado de Kidushin, aquella que venimos discutiendo y comentando hace días, nos enseña que el pago mínimo para contraer matrimonio es de una Prutá. No sabemos exactamente cuánto dinero representaría una Prutá en nuestros días pero a los fines prácticos digamos que son unos 100 dólares. Por lo cual si un hombre le da 50 dólares a una mujer para casarse con ella el matrimonio no es válido porque no llega a la suma mínima requerida por la ley. Ahora bien, la Mishná también nos dice que puede ser una Prutá o Shave-Prutá, algún objeto que tenga el valor de una Prutá sin serlo. Por ejemplo si un anillo de oro de tantos gramos vale 100 dólares la mujer queda desposada con ese anillo, sin el hombre tener la necesidad de darle dinero en efectivo a ella.
El tema surge en nuestro Daf cuando se nos cuenta que un hombre desposó a una mujer entregándole, no dinero, sino ropas de seda. La conclusión a la que llega la Guemará es como que de seguro cualquier prenda de seda supera por mucho a una Prutá la mujer queda desposada. Siguiendo esta lógica, aunque suene poco romántico, hoy sabemos que todas las computadoras superan con creces el valor de los 100 dólares por lo cual si un hombre le da a una mujer una computadora y le dice: “tu estás desposada para mí”, el matrimonio es válido. Los sabios medievales, no obstante, sugieren que uno puede entregar un objeto que su suma o su valor sea conocido por todos, y que sea de público conocimiento que aquello que entrega tiene un valor igual o mayor que una Prutá. Llegado el caso que no se sepa el valor del objeto que un hombre le entrega a una mujer el mismo debe ser evaluado para asegurarse que llegue al valor mínimo.
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