Todos escuchamos hablar cierta vez de los buenos samaritanos, al parecer los sabios del Talmud no apreciaban tanto a estos hombres y mujeres. Kutim o Shomronim eran los nombres que recibían este grupo étnico y religioso con muchas similitudes en relación a las prácticas y a las observancias rituales a las del antiguo Israel. Ellos eran observados y puestos bajo la lupa por los sabios del Talmud. No eran técnicamente judíos pero tampoco eran 100% no judíos. Eran, a los ojos de los sabios, un problema.
Y al parecer de buenos "samaritanos" tenían poco. Ya vimos en el post anterior como todo el sistema de elección de testigos fue cambiado por el intento de los Baitosim de confundir a los fariseos. En esta oportunidad el Talmud nos cuenta cómo surgió la noción de enviar mensajeros. Según nos dicen los sabios en la antigüedad no se anunciaba el inicio de un nuevo mes con el envío de emisarios a cada ciudad sino que se transmitía la noticia (luego de que el Beit Din lo decretara) a través de señales de humo. Sí, leyeron bien. Las míticas señales de humo al parecer, alguna vez, existieron. Los sabios encendían por la noche una fogata en la cima más alta del monte más alto de Ierushalaim. De allí hacían señales y otras personas recibían ese "mensaje" en otras montañas próximas a la zona e inmediatamente prendían otras fogatas para que otros pueblos que se encontraban más alejados de Ierushalaim puedan recibir la noticia del nuevo mes. Y así sucesivamente, cada quien que observaba una fogata encendía la suya en su monte más próximo.
¿Pero qué hicieron los Samaritanos? Para confundir a los fariseos y hacer que "tropiecen" en la fijación de su calendario, que se diferenciaba al de ellos claro está, encendían en noches "erróneas", cuando todavía la luna nueva no había aparecido, y lograban así que otros se confundan. Y como se imaginaran no habían teléfonos en aquella epoca para anunciar que todo fue un error por lo cual muchas comunidades judías fariseas celebraban las festividades en fechas que no correspondían. Por este motivo los sabios de Israel anularon el anuncio a través de las señales de humo y decidieron pasar aquella forma griega y romana de anunciar los decretos reales: a través de mensajeros. De allí vienen los primeros Shlujim. Corrían de ciudad en ciudad a anunciar la buena nueva. El comienzo de un nuevo mes.
Extra! Rabi Iojanan enseñaba: "Todo aquel que aprende Torá pero no la enseña se parece a un Hadas (mirto) en el desierto". Los mirtos, como todos sabemos por Sucot, tienen un hermoso e intenso aroma; mas si nadie está para olerlo o si el mismo no se deja que los otros lo huelan el mirto no tiene nada que ofrecer. Así también ocurre con una persona llena de Torá, si ésta no comparte su sabiduría con el mundo la misma no sirve para nada. Es un hermoso perfume sin nadie para poder disfrutarla.
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