No hay rescate - o salvación - para la idolatría, esta al parecer era una noción fundamental de los sabios de la Mishná y del Talmud. Hay cosas que pueden salvarse y hay otras que no. Los objetos utilizados para celebraciones paganas eran algunas de esas cosas que no tenían salvación. Ein Pidion laAvodá Zará, no hay rescate para la idolatría recuerda en más de una oportunidad el Talmud en nuestro Daf Yomi. No hay nada que hacer.
Una vez que algo fue usado para la idolatría es imposible "salvarlo" para que pueda ser reutilizado por un judío. Si por ejemplo, nos dice la Mishná, se agarra una simple astilla - por pequeña que esta fuera - de una asherá (de un árbol que fue utilizado para fines idolatras como veíamos los días pasados) y se la tira a un horno el mismo, si era la primera vez que se utilizaba, debe ser derribado. Incluso más, si allí había un pan queda absolutamente prohibido. No hay forma, dicen los sabios, de que algún objeto que tuvo contacto con la idolatría pueda ser "salvado" de alguna manera para ser utilizado por un judío.
Incluso más nos dice el Talmud. Si vino kasher se mezcló con un vino usado para libaciones paganas (iyain nesej), todo ese vino debe ser vendido a un no judío. Luego de que este lo compre se debe dividir la plata entre lo que "pertenecía" al vino kasher y lo que "pertenecía" al iyin nesej. Si el no judío compró ambos vinos por 100 dólares y el 30% de ese vino era iyin nesej, si el judío quiere tener provecho de 70 dólares (el 70 % de lo que hubiera sido el vino kasher si no se hubiera mezclado) debe ir al mar muerto y arrojar allí los 30 dólares ya que él no puede tener ningún provecho de un producto de "idólatras". Como dijimos, no hay rescate para la idolatría.
Hadrán Alaj Kol HaTlamim - Terminamos así el tercer capitulo del tratado de Avodá Zará
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