El Talmud, repetidas veces después de citar a un sabio sobre un tema en cuestión continúa inmediatamente, citando otras grandes máximas o reflexiones del mismo. Hoy nos detendremos a estudiar tres adagios del sabio Rabi Ioshua Ben Levi, quien era un amora (sabio talmúdico) que vivió en Palestina en la primer mitad del siglo III. Citemos cada uno y reflexionemos unos instantes sobre los mismos.
1) ¿Por qué está escrito "como yo te ordeno hoy hacer (Devarim 7:11)"? Ya que hoy debes hacerlo y no mañana, hoy debes hacerlo pero hoy no es el día para recibir la recompensa. De esta manera interpreta Rabi Ioshua Ben Levi aquel versículo de la Torá, dividiéndolo en dos partes muy interesantes. El primer principio es que HOY y no MAÑANA es el día para empezar a cumplir con los mandamientos. Una suerte del famoso "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". No debemos aplazar los tiempos para empezar a dedicarnos a la Torá y a las Mitzvot. Si la primera parte de la interpretación viene a apoyar una idea de inmediatez en relación al actuar, la segunda viene a prevenirnos que no todo lo que HOY sembramos, lo cosecharemos inmediatamente. El presente es un tiempo para hacer, no para recibir la recompensa o los frutos de mi obra. Ya llegará un mañana donde nuestras obras hayan cosechado frutos y recompensas de diversos tipos, mas hoy es el momento de actuar y no de pensar en recompensas.
2) "Todos los mandamientos que el pueblo de Israel cumple en este mundo, se presentan en el mundo venidero como testigos para ellos". Nuestras obras, dice Rabi Ioshua ben Levi, son nuestro testimonio. Nuestras intenciones o voluntades se pierden en el correr de nuestra existencia mas nuestras obras concretas nos sirven como testimonio de nuestra vida. Son las obras de nuestras manos las que dejan testimonio de nuestro paso por el mundo. Por otro lado, dicen los sabios más adelante, las transgresiones que cometamos en este mundo nos quedan pegadas a los hombres como los perros a su amos (y este mismo término utiliza el Talmud). Es muy difícil apartarlas de uno.
3) "El pueblo de Israel no cometió la transgresión del becerro de oro sino para enseñarles a los hombres que existe la posibilidad de la Teshuvá (arrepentimiento)". Esta cita es impresionante por sus múltiples mensajes. El primero de ellos es el intento de Rabi Ioshua ben Levi de "justificar" lo injustificable sosteniendo que verdaderamente el pueblo judío no pecó allá en el desierto sino que meramente lo hizo a conciencia para enseñarle a los demás hombres que aunque uno transgreda en gran medida siempre uno puede arrepentirse de sus actos y ser perdonado. Esta es la segunda gran lección de Rabi Ioshua. Siempre hay lugar y espacio para la Teshuvá. No importa cuán grande es la transgresión si nuestro arrepentimiento es sincero, más allá que nuestro acto sea irreversible, siempre existe la posibilidad del perdón.
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